¡Jo, jo, joder que ya se vino fin de año! Y con éste, la época navideña, en la que las guirnaldas visten a los árboles de plástico, y las luces intermitentes iluminan las fachadas de los hogares. Los colores rojo, verde y blanco visten las vitrinas y los ventanales de los centros comerciales, y quienes buscan y re-buscan un trabajo salen al mar callejero con un gorrito (ridículo en otras épocas, pero ahora ya somos más liberales) sobre la cabeza.
El padre de la Santa Iglesia Católica, con sus prendas de seda de la más óptima calidad, cetro de oro puro, anillo de oro puro con esmeralda incrustada, se sienta en su trono bañado en oro a meditar acerca de lo que significa para él esta época. Recientemente publicó un libro, llamado "La Infancia de Jesús", en el que su pluma recorrió 176 páginas, meditando sobre lo que a él le deja como significado los evangelios canónicos.
Hay varias cosas a resaltar, opiniones que el Sumo Pontífice ofrece a sus fieles, algunas tan triviales, pero que dentro éste contexto adquieren mucha relevancia (porque todo importa), como lo que dice acerca del pesebre, en la que él cree que en realidad no habrían ni burros ni vacas presenciando el nacimiento de Jesús, pero que los artistas europeos del medioevo, captaron bien la idea acerca de qué se trataba un pesebre. Y en sus lienzos lo ilustraron (también ilustraron con perfección la idea de un Jesús blanco, rubio, alto y barbudo en el medio oriente). Malas noticias para los ilusionados niños que con brillo en sus ojos y sonrisa en sus rostros ponen vacas, cabritas, caballitos, y hasta dinosaurios de colores en los pesebres.
También menciona el Santo Padre, dentro de la entrevista a la que tomé por fuente, que: "...hay dos puntos en la historia de Jesús en las que la acción de Dios interviene directamente en el mundo material: el parto de la Virgen y la Resurrección del Sepulcro, en el que no permaneció ni sufrió la corrupción". He aquí un dato interesante para aquellos que tienen la sed del conocimiento. Resulta que después de que en el imperio romano, rondando los 300 años de nuestra era (o sea, D.C.), se impusiera por decreto el cristianismo por religión oficial del imperio por Teófilo I, la inmaculada concepción, se transmitía sólo como una tradición de familia en familia. No era oficialmente aceptada por la iglesia, que, unos siglos después sería la mayor autoridad sobre el planeta (pero no recordemos las eras oscuras). Y así fue por los siglos de los siglos, hasta que hace sólo aproximadamente 60 años, el papa Pío XII, decretó oficialmente la inmaculada concepción como creencia oficial de la Santa Madre Iglesia Católica. Y ahora, en celebración a eso, prendemos velitas en las calles todos los días siete del mes doce. Y vio el Papa que era bueno.
En alguna sección del libro, de cuyo capítulo no quiero acordarme, Joseph Ratzinger escribe que, está convencido de que los Reyes Magos existieron, pero que si se cree o no en la adoración de ellos, poco importa para el sentido de la fe. Supongo que tampoco importa el hecho de que la navidad sea heredada de la festividad pagana de Sol Invictus, cuando, siguiendo la tradición románica, el sol "nacía" del 22 al 25 de diciembre. El fenómeno se llama en realidad solsticio de invierno. (Cabe aclarar que las religiones paganas no son lo mismo que las religiones satánicas, las religiones paganas son todas aquellas que no adoren al dios bíblico, y a la santa trinidad).
Sin importar que la navidad sea explotada por el consumismo y el capitalismo hasta su culmen; sin importar que el nacimiento de cristo (si existió realmente) no sea en la fecha que nos enseñaron nuestros papás, o en el colegio; sin importar que mientras algunos oran otros lloran, y que los que oran pueden hacer algo más útil que sentirse mal por el prójimo; la navidad es una época para compartir el calor humano y el afecto. Es uno de los pocos momentos en los que nos podemos dar el lujo de decir: ¡Qué importa! Hoy puedo ser feliz.
Antes de que me gane el desdén de algunos, quiero aclarar que éste artículo también es una invitación a que aprovechemos la era de la información, y de que precisamente, nos informemos acerca de las cosas que damos por sentado. Hay un universo maravilloso y emocionante afuera, sutilmente bello e increíble. Un universo que no necesita adornos a la verdad para causarnos las más grandes impresiones.
Fuente para que me crean: http://www.elespectador.com/noticias/actualidad/articulo-388597-el-papa-benedicto-xvi-dice-virgen-maria-si-tuvo-un-parto
Fuente para que me crean: http://www.elespectador.com/noticias/actualidad/articulo-388597-el-papa-benedicto-xvi-dice-virgen-maria-si-tuvo-un-parto
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